lunes, 25 de abril de 2011

Atreverse es la forma más eficiente de desarrollar habilidades en el uso de la tecnología

Atreverse... a veces muchos docentes universitarios ni siquiera nos atrevemos, seguramente que por miedo, miedo a qué? se preguntarán algunos, razones hay muchas, que tal estas: miedo a perder la "autoridad" de tener él, todo lo que debe aprenderse en un curso; miedo a demostrar que no se es el mas ducho; miedo a los estudiantes vayan a un paso mas acelerado al que nosotros como profesores tratamos de imponer, en fin pueden ser muchas los  temores... en otros casos es la falta de infraestructura, que tal vez sea la única justificable.

Sin embargo, todas ellas deben ser derrumbadas y definitivamente aceptar que el mundo de la educación ha cambiado y seguirá cambiando, al punto que termine por ser algo poco parecido a lo que actualmente es y a aquello en lo que fuimos educados: ¿mejor? ¿peor? no se sabe, pero negarnos quizá sea caminar de espaldas a una realidad inaguantable.

Un error, sin duda alguna, sí será no conocer la red y buena parte de sus ofrecimientos para una vez dentro de ella poder ser críticos y reflexivos, tal y como los griegos una vez dentro de la fortaleza troyana pudieron hacer lo que se les antojó, antes y desde afuera era prácticamente imposible, la crítica desde el desconocimiento es sin miedo a equivocos una gran desacierto.

Les comparto una interesante entrevista con Hugo Martinez un experto en esto de las TIC y la Educación, quien nos confirma el afán que tenemos los maestros por atrevernos a hacer uso de las TIC en nuestras prácticas diarias:
http://www.oei.es/divulgacioncientifica/entrevistas_185.htm

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ensayo de comentario

Mercedes Vallejo dijo...

Por lo pronto, se me ocurre mi reflexión desde la concepción de aula. Pues, efectivamente, ésta no se puede ni se debe perder, basta concebirla como un “espacio de conceptualización”, que no se circunscribe a la concepción tradicional de muros, con tablero y sillas –ya eso lo sabemos-; la de hoy sería más bien la que propone un ambiente mediado tecnológicamente.

Entonces, es cierto que hemos entendido que ya no somos transmisores de conocimiento, sino gestores del mismo; que nuestra labor es más la orientación y el acompañamiento que la prescripción y el control; que en la evaluación es necesario rescatar el proceso más que esperar un producto “ready made”; y que la discusión y el trabajo colaborativo propician la reflexión y el sentido crítico muy por encima de lo que se logra con trabajo aislado y las propuestas “individuales” (que de todas formas difícilmente lo son). Y que cada vez lo hacemos más consciente para evidenciarlo mal que bien en nuestra práctica docente.

Pero, sigue latente la pregunta, ¿Cuál es la intervención real, creativa y transformadora del docente en esta nueva aula?. ¿Cómo reunir todas estas comprensiones y ponerlas en juego para dar cuenta, como se señala en el artículo de Hugo Martínez de “diferentes maneras de enseñar y aprender, sin anclarlas al paradigma de los dispositivos”?.

Y entonces, vengo al asunto COMPLEJO : es necesario también encontrar espacios, justamente, tiempos para pensar, para la reflexión y la posición crítica que puedan dar lugar a propuestas alternativas claras que motiven no sólo a nuestros estudiantes, sino a nuestros colegas. Digo esto también, porque mantengo la inquietud de que si no nos detenemos a pensar la educación en los nuevos ambientes-y detenerse no significa anclarse o “estatizarse”-, si no encontramos espacios de reflexión que permitan avanzar en las comprensiones y proposiciones, ¿cómo entonces hablar de cambios de paradigma sin reflexiones verdaderamente profundas? Si vamos tan rápido, si tenemos que entrar y navegar y buscar, aquí y allá y acullá sin tiempo para la reflexión, entonces, … ahí es donde me confundo. Y mucho. Dejo aquí.